Nosotras, que abrimos la puerta de casa cada mañana para recibir a la infancia en su forma más pura.
Nosotras, que cocinamos con amor, que preparamos cada rincón con intención, que narramos cuentos y tejemos con paciencia el hilo invisible del apego.
Ser madre de día es sostener con el cuerpo, con la voz, con el corazón.
Es acompañar los primeros vínculos fuera del hogar, es ser refugio, espejo y raíz.
Pero también es trabajo. Trabajo real, comprometido, constante.
Con todo lo que implica: seguros, autónomos, materiales, comida sana, limpieza, formación, tiempo…
Y también, con todo lo que no se ve: la entrega, la escucha, la emoción contenida, el abrazo a las lágrimas y las risas compartidas.
Cuando miramos el todo…
Nos damos cuenta: esto que hacemos tiene un valor inmenso.
🌱 Porque no solo cuidamos niños.
Cuidamos la vida.
La de ellos, la de sus familias… y la nuestra también.
Así que si hoy lo necesitas, nos lo recordamos entre todas:
Lo que hacemos importa.
Lo que hacemos transforma.
Y lo que hacemos… lo vale.
Texto: Malena Quintana, madre de día en La casa de Male.
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